domingo, 7 de diciembre de 2008

Colegio de verano West Naightburg

Me llamo Hamilton y hace unos años ya llegue gracias a una beca al prestigiado colegio de verano West Naightburg. No tenía mucha idea de lo que alli pasaba. En realidad nadie que no hubiera pasado por allí lo sabía, pero una cosa estaba clara. Todas y cada una de las personas que salía del colegio en Septiembre tenía un futuro profesional exitoso seguro, cosa bien merecida por su actitud trabajadora y gran inteligancia desde su salida de aquel misterioso lugar. Parecian personas totalmente nuevas, como si nunca se cansaran, haciendo cada una de las cosas que tienen que hacer perfectas hasta el último detalle.
Yo, que siempre soñe con salir de la situación económica de mi familia, que desde generación en generación se ha quedado estancada en la susistencia mínima a base de la agricultura de nuestro pequeño huerto, podría ahora tener una oportunidad gracias al estraño metodo de la academia.
Llevaba allí casi un mes y medio sin notar nada estraño en mi actitud, hasta que una noche compredí todo. Sería medianoche cuando a todos no sacaron de nuestras cama y no llevaron al sótano del gran edificio en el que nunca nos habían dejado entrar. De repente nos ataron uno a uno de manos a pies en la pared y empezaron a medir la longitud de nuestra cabeza.
Al cabo de un rato y por conscuencia de los gritos de los alumnos llego el director. Nos explicó que habíamos sido seleccionados para formar parte de la nueva generación de seres humanos "superiores", como ellos llamaban. Una parte de nuestro cerebro sería alterada (quisieramos o no), la parte que controla las emociones, para hacer la mente humana mas atenta y mecánica.
Los gritos aumentaron pero el director siguió con el semblante inexpresible.
Conseguí llamar su atención e intente mi única salida de escapar. Le confesé que había hecho trampas en el examen de acceso y que no debería estar allí.
Tal fue su reacción que perdí el conocimiento por la paliza. Desperte al otro lado del bosque en ropa interior y con una hoja de papel en mis manos. El mensaje era claro. "Una sola palabra sobre lo que has vivido dentro del colegio y desaparecerás del mapa en un abrir y cerrar de ojos. Tenemos gente en todas partes."
Desde entonces no he hablado con nadie de aquel verano, aunque en varias veces he visto a mi amigo de entonces en las noticias convertido ya en un gran empresario. Pero no había ni rartro de el en aquella persona.

1 comentario:

AnaRC dijo...

Es mejor relato éste que el microrrelato. Creo que has quitado cosas importantes y has dejado otras secundarias