domingo, 21 de febrero de 2010

Salvador Dalí, Cisnes.


Soy un hombre de los que piensan despacio. Tan despacio que todo cuanto su tiempo de origen conserva, se va abriendo a mi camino con una ambigüedad asombrosa. Y fue así como, después de la noche más fría del día, y la más caliente si se lo proponen, salí a aquel valle que todo lo llena pues nada se esconde. Verde como la madera y vivo como el desierto se fue abriendo a mis pies. Andando crecí, y andando sigo, y nunca un paisaje me había consternado tanto. Pues no el paisaje, sino un elemento, vivo y elegante, parecía rebelarse contra el cambio que mi paso causaba. Y allí permanecí, pensando, pensando y negando eso que mi vida había cambiado. Pensando y pensando.

No hay comentarios: